UNIDAD 1
1. ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN
La comunicación es un acto que consiste en la transmisión de información mediante signos.
Para que un proceso comunicativo se lleve a cabo, son necesarios:
1. Un emisor: quien transmite la información. Un bebé que llora, el árbitro que toca su silbato, una persona que habla... son emisores de información.
2. Un receptor: quien recibe la información. La madre que atiende al bebé, los jugadores que detienen el juego, el interlocutor que escucha... son receptores de información.
3. Un mensaje: la información transmitida. Hambre o insatisfacción, final del partido, el contenido de una conversación... son posibles mensajes emitidos.
Además de emisor, receptor y mensaje, en el proceso de la comunicación intervienen tres elementos más: código, canal y contexto.
Para transmitir su mensaje, el emisor tiene que codificar su información. El conjunto de signos y de reglas para combinarlos que el emisor emplea para transmitir su información se llama código.
Hay códigos sencillos, como el que representa un semáforo (rojo: prohibido el paso; ámbar: precaución; verde: puede pasar); y códigos complejos, como el sistema braille que emplean las personas invidentes, el código morse de comunicación telegráfica o las distintas lenguas que empleamos los seres humanos.
El mensaje codificado puede transmitirse por medios diversos. Llamamos canal a la vía por la que circula el mensaje: el aire en la comunicación oral, el papel en que se escribe, el cable telefónico por el que se envían los mensajes electrónicos...
Por último, todo proceso comunicativo se produce en una situación determinada. El contexto está formado por las circunstancias que rodean el acto de comunicación, y que nos permiten entender correctamente el mensaje. Un mensaje como "Realicé la operación" puede tener significados diferentes según lo formule un médico a la salida de un quirófano o un alumno tras hacer un examen de matemáticas.
2. COMUNICACIÓN VERBAL: EL LENGUAJE ORAL Y EL LENGUAJE ESCRITO
Uno de los rasgos característicos de la especie humana es la capacidad para la comunicación verbal. Ésta puede realizarse de dos formas: la primera es la forma oral, utilizada espontáneamente por todos los hablantes independientemente de su grado de formación académica; la segunda es la forma escrita, utilizada por los hablantes después de un proceso de aprendizaje. Veamos las diferencias entre ellas:
1. Aprendizaje
LENGUA ORAL: Se aprende espontáneamente en la infancia al oír e imitar a los hablantes de una determinada lengua.
LENGUA ESCRITA: Se aprende con esfuerzo en la escuela después de un largo proceso de aprendizaje.
2. Canal
LENGUA ORAL: Utiliza el canal auditivo. La lengua de signos con la que se comunican las personas sordas sustituye este canal por el visual.
LENGUA ESCRITA: Utiliza el canal visual. El sistema braille con el que leen y escriben las personas ciegas sustituye este canal por el táctil.
3. Emisión y recepción del mensaje
LENGUA ORAL: La emisión y la recepción del mensaje son instantáneas.
LENGUA ESCRITA: La recepción del mensaje puede ser inmediata o demorarse en el tiempo.
4. Mensajes
LENGUA ORAL: Los mensajes se pueden corregir, rectificar o aclarar, pero no borrar.
LENGUA ESCRITA: Los mensajes pueden desaparecer y no quedar constancia de lo escrito.
5. Variantes fonéticas
LENGUA ORAL: Se manifiestan las variantes fonéticas del dialecto de los hablantes.
LENGUA ESCRITA: La escritura estándar no contempla las variantes fonéticas.
6. Sintaxis
LENGUA ORAL: Las oraciones pueden no estar bien construidas, pueden estar interrumpidas por silencios o incluso pueden quedar inacabadas.
LENGUA ESCRITA: Se cuida la sintaxis y el orden de los párrafos.
3. COMUNICACIÓN NO VERBAL
En la larga historia de la evolución de los seres humanos, la aparición de la comunicación verbal es posterior a la no verbal. Todavía hoy una parte importante de nuestra comunicación se basa en la información que transmitimos con nuestros gestos. Numerosas investigaciones han probado que, a pesar de que la competencia lingüística de los hablantes sea alta, en una conversación cualquiera, el impacto de los mensajes transmitidos depende en más de un 55% de movimientos y gestos; y sólo el 45% de las palabras intercambiadas.
Nuestro cuerpo y nuestro rostro son fuentes continuas de información. Nuestra forma de movernos, la posición de los hombros y el movimiento de brazos y manos hablan de nuestro estado de ánimo. El rictus de nuestra boca, nuestra sonrisa, la forma de enseñar los dientes, el fruncir el ceño y otras expresiones faciales trasladan información permanentemente a quienes nos miran.
El olfato también tiene relevancia comunicativa. Los olores pueden hablar de cosas tan distintas como pueda ser nuestra higiene personal o ser interpretados como indicios de peligro si olemos a quemado, por ejemplo.
El tacto es primordial en nuestras relaciones: empieza con nuestra llegada al mundo y nos acompaña durante toda la vida. El primer mensaje que recibe un recién nacido se produce con las manos y dos manos son las que le guían en sus primeros pasos en la vida. Después, de adulto, interpreta los mensajes que transmiten gestos tan comunes como puedan ser el tocar a su interlocutor o no, la duración de ese posible contacto o, por ejemplo, la fuerza con la que se estrecha una mano.